jueves, 6 de marzo de 2008

Los medios de las elecciones y las elecciones de los medios.

Durante los días previos a las elecciones generales en España, hemos sido testigos de un espectáculo mediático sobre el que es necesario reflexionar desde perspectivas educomunicativas y críticas, que nos permitan poder analizar la realidad y crear mensajes alternativos a los “oficiales” transmitidos por los partidos y los medios de comunicación de masas.

Los partidos y los candidatos poco tienen que hablar ya de cuestiones políticas, saben que los votos se consiguen a través de la alianza, no de las civilizaciones, sino con sus amigos los medios. Si tienes un medio de comunicación cercano puedes jugar la partida y quizá ganarla. Pero la situación es más grave cuando emisoras de radio, cadenas televisión y periódicos son controlados por poderosos grupos empresariales: así el mensaje de los dos grandes partidos políticos queda reflejado en las voces de unos pocos grupos mediáticos, para que no nos dispersemos mucho y no tengamos dudas sobre cuales son nuestras opciones a elegir. Cumple con la democracia, vota cada cuatro años y si no votas no podrás quejarte de nada, ese es el mensaje democrático. ¿Pero no sería mejor que las siglas de los partidos pudieran también ser las siglas de los medios de comunicación amigos? De esta forma no tendríamos ninguna duda a la hora de votar y cumpliríamos siempre con nuestras “obligaciones como ciudadanos responsables

De hablar de cuestiones importantes para la vida de las personas, cosa que quiero pensar que han intentado hacer en algunos momentos, los políticos han pasado a estudiar marketing para venderse más y mejor. Se han rodeado de expertos en imagen y publicidad. Los debates a los que hemos asistido en televisión durante estos días, han sido claros ejemplos de que la política actual está más cerca de los centros comerciales que de las ideas. Por supuesto, los amigos medios alientan esta tendencia. Sus audiencias son vendidas como moneda de cambio a diferentes empresas, por lo tanto, todo tendrá que transformarse en espectáculo para que pueda venderse, porque todo está en venta. Las encuestas de intención de voto son diarias y mientras tanto, en cualquier canal de televisión, numerosos comerciantes de panfletos autocalificados de "analistas políticos imparciales", defienden los dogmas del partido-medio que le ha dado posibilidad de tener una jugosa nómina. El espectáculo está servido en todos los frentes.

Como educadores, debemos reflexionar sobre los mensajes que lanzan los políticos a la sociedad y analizar cómo esos mensajes son transmitidos por los diferentes medios. Los partidos se preocupan por hacer del mensaje algo “mediático” en sí mismo, porque esa es la estrategia de venta. Desde esta perspectiva, medios y partidos, son lo mismo en sus intenciones y contenidos, pero también en sus formas. En los debates de dos de los candidatos a la presidencia, hemos podido comprobar cómo los mensajes son lo más parecido a un anuncio publicitario o a un titular sensacionalista. Ninguno de ellos se prestó a desarrollar una idea, argumentar una crítica o plantear una propuesta con sentido, porque todo está medido y controlado, también el tiempo del medio que transmite el acto, y la oportunidad comercial no puede desaprovecharse. El mensaje debe crear impacto en el telespectador, debe estar bien adornado y expresado de la forma más adecuada, pero hay que pasar de nuevo a otro mensaje y otro tema, porque el tiempo apremia y las directrices de los expertos son claras: muchos mensajes en pocas palabras. Asuntos de vital importancia para las sociedades, como la educación o la sanidad, son despachados con unas cuantas frases vacuas, que pueden significar multitud de cosas diferentes. ¿Piensan acaso estos políticos que los ciudadanos somos tontos? Estrategias similares fueron utilizadas por regímenes dictatoriales de triste recuerdo para la humanidad, porque la cuestión no es debatir ni exponer ideas, sino vender un producto al hombre-masa, como diría Ortega y Gasset.

Los partidos políticos y lo medios de comunicación de masas pretenden vendernos a toda costa el “pensamiento único” del que habla el director de Le Monde Diplomatique Ignacio Ramonet. Nos encontramos con dos formatos distintos que encierran una idea similar y esa idea es vendida de una única manera. Son dos formas diferentes de entender un mismo contenido, un contenido que se transmite en una sola dirección: de los partidos-medios a los votantes-audiencias. Desde la mal llamada “comunicación” de los medios se habla de la libertad ideológica, del derecho a la información y de democracia. Pero cuando la libertad se limita al “pensamiento único” y el derecho a la información consiste en ser parte de una audiencia acrítica de cualquiera de los grandes grupos mediáticos, entonces hablar de democracia es una utilización perversa del lenguaje además de un insulto a la inteligencia.

Desde la comunicación educativa debemos denunciar esta limitación de pensamiento a la que los medios de comunicación de masas nos están sometiendo. Los medios no son solo vehículos de transmisión de informaciones, sus mensajes llevan también implícitas determinadas creencias, opiniones, ideologías y valores. En la actualidad, los medios se convierten en agentes de socialización para niños y jóvenes, les ayudan a crear vínculos con la realidad, imágenes de sí mismos y a organizar el mundo que les rodea. Por ello debemos tratar de ser “guardianes de la comunicación”, tomando conciencia de la clonación ideológica a la que estamos siendo sometidos y generando espacios para la creación de mensajes alternativos. Porque la educación y la comunicación son asunto de tod@s.

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